Varituan Minuo es un sello independiente creado en Bs. As. x Luvi Torres. Edita, diseña y distribuye libros, discos, y otros singulares experimentos.

#1: los piratas del riachuelo

cuento, Luvi Torres 2009

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(...) Hilos, hilos se me pegoteaban como hilos de baba -¿acaso la del diablo?- al memorándum archivado en los cajones de mi otro hemisferio; recordé instantáneamente, como si el tinte cobalto me fuera a zambullir en el mar fresco, en los inviernos de cualquier costa del Plata, con un resfriado y la nostalgia de la creciente contaminación de nuestras aguas, de algas de polietileno y dejos de gérmenes humanos, en decadencia de recato; la del riachuelo por ejemplo.


Ahí lo recordé, a un viejo amigo, Marcelo. Él me había confiado su delirio acerca de limpiarlo, y no sólo eso; cuando María Julia Alzogaray todavía se paseaba por Europa airosa de poca preocupación, siquiera algún tipo de remordimiento -la tanhijadepu-; mientras nosotros, la tierra pobrecita burlada y los pobres tipos, también, que nos pegábamos el curro de los millones que se llevó a cambio de nada en 1993 y para su propio beneficio; auguró, mi queridísimo amigo auguró. Marcelito no sólo pensaba en limpiar el riachuelo, él también pensó en grandes beneficios. Soñaba con tesoros en la entraña de la superficie.

Apenas éramos pibes cuando ya me contaba esas historias acerca de buques y otras naves que hundieron en tiempos coloniales y mucho antes (?); de repente en una clase cualquiera de la escuela primaria nos encerrábamos en una nube de pedo y fantasías, desde nuestros bancos contiguos; alentábamos visiones con barcos fantasmas, llenos de entes extraoficiales y cargamento de contrabando, y mucho, mucho misterio y esoterismo. Él estaba segurísimo, y hasta tenía planos, esbozos, y cálculos matemáticos desordenados en varios cuadernos con acaso coordenadas y signos raros; y decía que muchas naves se habían hundido por varias y extrañas razones, que -según sus hipótesis- aparentemente a lo largo y ancho del Río de la Plata, incluso bajo las aguas de los brazos, incluido el riachuelo. Allí se desperdigaban, o por lo menos, yacían inválidos, montones de tesoros de los que nadie parecía hacerse cargo, siquiera el patrimonio nacional, acaso, resignado, o vacío de la jugosa información que Chelo mantenía en secreto conmigo. Quizá los del gobierno desistían por tener que limpiar el riachuelo en tal caso…


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